sábado, 30 de julio de 2011

Machismo Cultivado




(Confieso que es a partir de leer el País de las Mujeres, de Gioconda Belli, Maravilloso! Ante todo un libro para la reflexión, sobre todo la práctica y la futura -preferiblemente inmediata-  ejecución del felicísimo. Ya hablaré de esta cajita de maravillas muy nuestras. )

Creo que el problema de machismo de los hombres en Latinoamérica, se debe además del bajo nivel escolar como países tercermundistas,  a la represión que sufren en su primera infancia –y no me vean con ojos de querer asesinarme – si pensamos bien, los niños son terriblemente inhibidos por padre y madre en sus primeros años: Cercenados en su sagrado derecho de llorar.  No me llore que usted es hombre!  violados una y otra vez en su libre expresión y espontaneidad:  no corra así , no le tenga miedo a las cucarachas, agárreme esa rana o mate ese ratón, si no lo hace es usted un fracaso¡ y muertos de pánico tienen que vencer sus temores o enfrentar la burla y el castigo. No se le ocurra ser muy dulce y suave  que luego se parece a las mujeres, nooooooo. Esto generalmente son consejos, órdenes y martillazos que dan una y otra vez padre y madre.

Las niñas a esa edad, generalmente pueden quejarse libremente de lo que les duele, de lo que temen y sobre todo de  los varones  de su misma edad y ellos serán los reprendidos. Los niños tragaran temores y dolores  y  si insisten en decir a sus padres, mi hermanita me pego, o me está molestando, se expondrán a la burla y al escarnio familiar por mariquitas. Me refiero a los primeros años, según los sicólogos, son las experiencias de esos años las que marcaran nuestro comportamiento el resto de la vida.

Generalmente en los hogares sin padre, ellos se convierten en el “hombre” de la casa y la represión de sus sentimientos es mayor. La presión para desarrollar sus virtudes masculinas es excesiva: cuide usted a sus hermanas, ponga control, que es el varón. No la deje sola y así se van sintiendo los salvadores, los super manes, los imprescindibles. Van extirpando cualquier tendencia a la ternura y el sentimiento.

Más tarde en las escuelas, son los demás niños los que se exigen entre ellos pruebas a veces extenuantes o macabras de hombría, para poder pertenecer a los círculos más populares o no ser el hazme reír o el marginado del grupo. Vargas Llosa aborda este tema con gran  dramatismo en  la Ciudad y los Perros y nos cuenta en Pez en el Agua cómo fue víctima de estas prácticas en carne propia  .Al final de cuentas todo se les resume en fuerza y cero corazón.

Además no debe ser fácil para ellos, tener que competir a su tierna edad, con seres diseñados extraordinariamente para  engendrar y enaltecer la vida con misteriosos talentos, ajenos a su naturaleza llana. Habrá que reeducar a hombres y mujeres para que cese la violencia en el mundo, no hay que perder las esperanzas..

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