Regreso a él. Cada vez que leo a Camus, me abrazo a mí misma. Siento como si en vez de leerlo, cada línea de su libro me fuera descifrando las circunvoluciones de mi cerebro y los entresijos de mi alma. Estas líneas de el autor de la Peste, son una resonancia magnética verbal de mi misma: “El único esfuerzo de mi vida , ya que el resto se me dio gratuitamente y con largueza (salvo la fortuna que me es indiferente): Llevar una existencia de hombre normal. Yo no quería ser un hombre de los abismos. Este desmesurado esfuerzo no ha servido de nada. Poco a poco, en lugar de acercarme al logro de mi empresa, veo el abismo cada vez mas próximo.”
O “no hay sacrificios aislados, detrás de cada hombre que se sacrifica hay otros a quienes el sacrifica sin pedirle opinión.”
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