sábado, 30 de julio de 2011

NUESTRO SERGIO BLOGERO



Interesante encontrase, leer , y escuchar a escritores como Sergio Ramirez de la más selecta cepa nicaragüense- global. Tan cercano y oportuno a los temores que afloran en nuestro ya avanzado estado de adultez. Durante la presentación de su nuevo libro me encanto la siguiente invitación informal : no hay que tener miedo a la novedad tecnológica por desmesurada y extremadamente complicada que nos parezca. Hay que montarse en la ola y surfear a nuestro aire suave de pausados giros. Jamás quedarse a la vera del avance vertiginoso de los siglos. Eso sería un poco morir en vida, como esos blogs que él mismo mencionó y que se escriben una vez al año , cuando lector entra de nuevo a buscar material, siente el frio y el vacio de un cementerio . La receta para un buen blog, que nos da el autor de Adiós Muchachos , es ante todo y sobre todas las cosas literarias y extraliterarias NO ABURRIR por favor al lector y para esto la variedad y la brevedad son leyes inquebrantables .
Yo ayer mismo ojee el libro y tuve esa sensación de vértigo que me provoca el mundo actual.  Las noticias , la salidas nocturnas , la juventud con sus poses, costumbres y vestimentas, la actividad cultural  y social ,la política nacional e internacional , las bocanadas de aire contaminado con socialismo de siglo 21, los cien mil links o ventanas abiertos en mi computador, la tele encendida como música de fondo o alguien que cambia canales con el control de mando, el black berry con su lucecita insistente como llanto de recién nacido. En fin sentí un libro vivo en un tiempo vivo, casi me pareció escuchar un gran corazón palpitante, con su flujo de sangre yendo y viniendo por las paginas aún de papel bond. 
Eso mismo y de causalidad quisiera provocar yo, en el poemario que trabajo últimamente. No escribo sobre este vértigo si no que trato de dejar que el vértigo florezca en el poemario sin explicarse bien. Será el lector al que le toque sentir como sentí yo mis fragmentaciones, confundirse con sádico placer o abandonarme razonablemente.

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