jueves, 18 de agosto de 2011

EL ALETEO DE LAS MARIPOSAS




La interrelación de causa-efectos aleatorios y disparatados se da en todos los eventos de la vida. Un pequeño cambio puede generar grandes resultados o hipotéticamente: "el aleteo de una mariposa en Londres puede desatar una tormenta en Hong Kong".

Para entrar en el microcosmos o experiencia personal de reciente data: Cuando una caries ataca una molar por insignificante que esta sea, una serie de acontecimientos fastidiosos se desencadenaran en tu vida: El vehículo que hasta ahora gozaba de excelente salud, sufrirá un percance cuyo origen difícilmente detectarán en el taller, luego del cambio de numerosos y variados repuestos de altísimo costo en el mercado. Te veras obligada al ride, al taxi y a cualquier otro medio ajeno al tuyo personal de tu cómoda pertenencia particular.

Cambiaras tus horarios y te someterás al ajeno. Seguramente cambiaras tu vocabulario y tu ritmo cardiaco.  

Cuando empieza a iluminársete el rostro por el anuncio de que han dado de alta a tu automóvil y piensas que la vida is Biutiful, un olorcillo a hule quemado te invade los pulmones y descubres, afortunadamente para el caso, chispas, que se convierten rápidamente en fuego, en uno de brakers del panel eléctrico de tu dulce hogar. Llamas a Manuel el  electricista y después de una inspección minuciosa te informa que los alambres  del sistema eléctrico de tu vieja casa se recalentaron por antigüedad y que o decides cambiarlos en su mayoría e invertir mucho dinero, en estas venas que pueden ser diabólicas y que no se ven  y se te olvida que existen o puedes atenerte a un incendio siniestro y olvidar que alguna vez tuviste una morada digna, donde guarecer tu existencia. Las obras inician, la casa es un caos, cortan la energía y la niña de la Juanita, la empleada domestica se enferma de neumonía y abandona los oficios por varios días.

Estas en medio de la desolación, los martillazos y taladros. El calor azota como nunca y los abanicos están vedados por los trabajos de electricidad. Te llega una invitación irresistible con gastos pagados y viáticos para el fin de semana, a la que obviamente no podrás asistir por el ramillete de obstáculos que te han soltado las alas de las mariposas.

Llamas a tu siquiatra y está de viaje. Te auto duplicas la dosis de Prozac. Sin darte cuenta has tomado el Prozac con la fecha de expiración vencida.


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