Espero a que la casa se llene de vacÃo. Que la casa se haga una mano con lÃneas amistosas. Que me envuelva en sus paredes tibias. Espero a que los hijos entren. Salgan. Salgan. Entren. Apaguen la estridencia de juegos electrónicos. Televisores. I pod s conectados a diminutos demonios de infinitos decibeles. Espero a que se duerman las empleadas. Que las luces mengüen una a una. Ya con la pasión cumplida al mil por uno y el esposo en pleno estado de satisfacción. Lo dejo control en mano, frente al discovery chanel. Voy a mi escritorio y espero aun más tiempo. El sueño hace piruetas. Intenta colarse entre mis parpados, pero salgo triunfante con la esperanza depositada en el vacio próximo y profundo de la casa. El cachorrito Beagle recién llegado, pretende remplazar al difunto Kafu y ladra en el tono más agudo que he escuchado en mi vida. En una de las habitaciones aun suena la música de Perl Jam. Es viernes y el menor de mis hijos se alista para una larga noche con su trozo de dÃa. Se dispone a derrochar belleza energÃa y talento. Hay amigos esperando que salga de la ducha. Una mezcla de perfumes juveniles me llega a la oficina. No hago nada. Estoy pendiente del minuto precioso en que la casa se llene de vacÃo. Entonces daré inicio a lo que sea mÃo. Entonces quedare al fin sola con la gran muerte que cada uno lleva en sÃ. Esa muerte -dijo Rilke- es el fruto en torno al cual todo cambia. Esta noche Rilke, me es tan muerte y tan fruto…
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domingo, 14 de agosto de 2011
QUE LA CASA SE LLENE DE VACIO
Espero a que la casa se llene de vacÃo. Que la casa se haga una mano con lÃneas amistosas. Que me envuelva en sus paredes tibias. Espero a que los hijos entren. Salgan. Salgan. Entren. Apaguen la estridencia de juegos electrónicos. Televisores. I pod s conectados a diminutos demonios de infinitos decibeles. Espero a que se duerman las empleadas. Que las luces mengüen una a una. Ya con la pasión cumplida al mil por uno y el esposo en pleno estado de satisfacción. Lo dejo control en mano, frente al discovery chanel. Voy a mi escritorio y espero aun más tiempo. El sueño hace piruetas. Intenta colarse entre mis parpados, pero salgo triunfante con la esperanza depositada en el vacio próximo y profundo de la casa. El cachorrito Beagle recién llegado, pretende remplazar al difunto Kafu y ladra en el tono más agudo que he escuchado en mi vida. En una de las habitaciones aun suena la música de Perl Jam. Es viernes y el menor de mis hijos se alista para una larga noche con su trozo de dÃa. Se dispone a derrochar belleza energÃa y talento. Hay amigos esperando que salga de la ducha. Una mezcla de perfumes juveniles me llega a la oficina. No hago nada. Estoy pendiente del minuto precioso en que la casa se llene de vacÃo. Entonces daré inicio a lo que sea mÃo. Entonces quedare al fin sola con la gran muerte que cada uno lleva en sÃ. Esa muerte -dijo Rilke- es el fruto en torno al cual todo cambia. Esta noche Rilke, me es tan muerte y tan fruto…
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